La propuesta de subida ha provocado una cadena de reacciones en contra, que empezó por los partidos de la oposición y terminó por las organizaciones de consumidores, que no consideran el momento económico que vive España como el propicio para decretar un aumento de estas características.
Óscar Eroles, presidente de la asociación UCA, considera que es «el peor momento» para subir el precio de la luz. El consumidor está «soportando subidas de precios en todos los ámbitos y ya solo faltaba que el Gobierno, en aquello que tiene poder para influir, como el precio de la electricidad, lo haga para subirla, increíble», asegura.
La subida «terminará de hundir aquellas economías ya maltrechas de por sí como consecuencia del incremento de las cuotas hipotecarias y los aumentos de precios de los bienes de primera necesidad, como los alimentos, así como la gasolina».
¿Solo 400 euros?
Eroles califica de «sorprendente» que de una parte el Gobierno tome la medida de devolver a los ciudadanos 400 euros de la declaración de la renta y por otra parte suba la factura de la luz. «Sí de verdad quieren dinamizar la economía tendrán que acabar dándonos 4.000 euros porque esos 400 se van a ir solo en el pago de todas las subidas a las que tienen que hacer frente los consumidores», afirma.
Desde la asociación Jimena de Burgos, Camino de Prada, su presidenta, califica el aumento tarifario de «auténtico escándalo». Y es que una factura media de 70 euros bimensuales puede subir hasta los 78 con el incremento anunciado del 11%. Ocho euros más, multiplicado por seis facturas, 56 euros al año. «Otro gasto más a los que se tienen que enfrentar los ciudadanos», afirma. Para algunas familias la subida será prácticamente imperceptible, pero para una pareja de mileuristas -o que no lleguen ni a ese sueldo-, la subida de la luz se suma a la de la hipoteca, a la del pan, a la del pollo o a la de los combustibles, que en el último año han subido más de un 30%. «Y los salarios no crecen en la misma proporción, ni mucho menos; qué me digan como van a soportar el día a día si se reduce cada vez más su capacidad de gasto», afirma, «y a golpe de decretazo gubernamental», apostilla. «Como si no estuviera ya suficientemente alta la inflación», afirma.
Beatriz Ortiz, abogada de la asociación UNAE, afirma que la subida en estos momentos sería cuando menos «preocupante para los consumidores». Desde esta asociación lamentan una subida que afecta a un «bien necesario». «No se trata de ningún servicio de lujo ni nada parecido; y todo el mundo ha de hacer uso de él», afirma Ortiz, «con lo que afectará a todos los ciudadanos por igual, pero dañará más a las economías más castigadas». Asimismo, UNAE critica al Gobierno por no haber impulsado en estos años otras energías alternativas que pudieran contribuir al abaratamiento de la energía eléctrica. Y emplazan a los consumidores burgaleses a ahorrar electricidad con algunos consejos. Entre ellos, no abrir sin necesidad la puerta del frigorífico, utilizar bombillas de bajo consumo, apagar todos los aparatos que están en ‘stand bye’, aprovechar el calor de las vitrocerámicas una vez apagadas, etc.