Sumario Semana del 22 al 28 de Abril de 2024. Edición 17.

Economía - Sostenibilidad

Fuente: UCACYL-BU / Diario de Burgos 7 de Febrero de 2022

La mitad de empresas que cerró la covid no tenía plantilla.

2020 fue un año muy duro, pero la realidad es que la gran mayoría de empresarios burgaleses lo aguantaron y lo han podido contar, cosa que no ocurrió una década antes durante la crisis de la construcción. Esa es la sensación agridulce que impera en buena parte de las patronales -aunque no se presuma de ello públicamente- y que ahora refrendan los análisis económicos que se van publicando sobre el año de la pandemia.

El último, el Directorio Central de Empresas (Dirce) del Instituto Nacional de Estadística (INE), estima que la provincia perdió 355 empresas, cifra muy alta, aunque más de la mitad de ellas eran micronegocios unipersonales y se concentraban en los dos sectores más castigados por la crisis sanitaria: la hostelería y el comercio.

Siendo una mortandad extraordinaria en la comparativa con los últimos años y visible en los locales vacíos de las calles de la ciudad, apenas supone un 1,3% menos de sociedades con respecto a las que estaban activas el 1 de enero de 2020 y sobre un total de 25.593. En Castilla y León se perdió un 1,9% de su tejido productivo (157.131 empresas en total) y en el conjunto de España la mortandad afectó al 1,1%, sumando a 1 de enero de 2021 un censo por encima de las 3,37 millones de sociedades.

El último Dirce, que anualmente elabora y publica el INE, puede considerarse un balance empresarial provisional de la covid, pues la sexta ola de contagios sigue activa y se está a la espera de que el sistema de protección de los ERTE desaparezca en su totalidad cuando ya no haya sectores con problemas derivados de las restricciones de espacios o la movilidad.

Los empresarios y sindicatos coinciden en que los ERTE han funcionado y han permitido conservar empresas y empleos. Asimismo, consideran que el tejido destruido puede reconstruirse en los próximos meses, dado que las perspectivas son optimistas si finalmente se resuelve la incidencia de los contagios.

Pero hay otro factor que se tiene muy en cuenta: aún están frescas en la memoria y en la experiencia de empresarios y trabajadores las miles de empresas desaparecidas durante el periodo 2008-2014, el de la crisis de la construcción, cuando los concursos de acreedores no permitieron la misma flexibilidad y supervivencia que ahora han aportado los ERTE y los créditos del ICO.

Y, además, si la situación de 2020 no ha ido a peor es porque un sector clave para la economía provincial, como es la industria, se ha mostrado fuerte y ha conservado su tejido productivo con 1.731 empresas activas y, por extensión, todos el tejido productivo que se nutre de los servicios y salarios que están en su órbita.

Junto la industria también registraron crecimientos y soportaron la economía local todo el amplio abanico de empresas dedicadas a servicios personales (4.565), las de servicios inmobiliarios (1.357) y las centradas en el ámbito de la información y la comunicación (213).

Por contra, el censo es negativo en el resto de actividades económicas, pero las grandes pérdidas se concentran en el epígrafe que engloba al comercio, la hostelería y el transporte, con 209 cierres en 2020. A este respecto, los empresarios del comercio han señalado que la crisis les afectó de forma muy desigual, por subsectores. El más castigado es el vinculado al equipamiento de la persona, a las relaciones y actos sociales. Por contra, equipamiento del hogar, comercio de la construcción o bricolaje han experimentado un fuerte crecimiento.

En hostelería se ha sufrido extraordinariamente, se han acelerado las jubilaciones y también los cierres de pequeños negocios que no han podido soportar los alquileres y las deudas contraídas con proveedores. Salvo estos daños, todo el tejido turístico se ha agarrado al flotador de los ERE y permanece activo (hibernado en algunos casos) a la espera de que la movilidad y los aforos recuperen la normalidad, lo que parece que está próximo (con todas las precauciones posibles ante la eventualidad de nuevos brotes).

Las construcción y las actividades profesionales y técnicas registran 60 cierres en 2021, respectivamente, y reducen su censo en 3.267 y 3.127 empresas, por debajo del 2% de su tejido productivo. Les sigue todo el ámbito de la educación, la salud y los servicios sociales, con 34 cierres sobre un total de 1.600 negocios (-2,1%). Incluso finanzas y seguros ven reducir su censo en 8 negocios, sumando un total de 455.

Plantillas más ajustadas

Pero la crisis sanitaria no solo ha tenido reflejo en el número de sociedades sino también en el volumen de sus plantillas, algo que también es visible en la evolución de los últimos dos años registrada en el Dirce.

El impacto más fuerte se lo han llevado las empresas sin asalariados, que se han reducido en 261 a lo largo del año 2020. Es un número elevado, pero hay que ponerlo en contexto, pues son un total de 14.446 sociedades operativas, el 57,2% del tejido empresarial provincial. Son empresas unipersonales, muy sensibles a las crisis y también a las oportunidades.

Si en la parte baja de las plantillas hay pérdidas, también las hay en la más alta del tamaño empresarial: hay 5 compañías operativas con más de 1.000 trabajadores en plantilla en Burgos (una menos que en 2019) y 15 con entre 250 y 999 empleados (4 menos que el año precedente). Por contra, las empresas con plantillas entre 200 y 249 empleados crecen en 4, hasta las 10, a buen seguro incluyendo las de mayor dimensión que han reducido personal.