«Te voy a rajar». «No voy a parar hasta que te expedienten. «Te acusaré de que me has agredido». «Dame las gracias por no pegarte una paliza como hacen otros padres». «Te voy a denunciar por gilipollas». Éstas son algunas de las frases que muchos profesores se han acostumbrado a oír en sus aulas, especialmente en los últimos años. Las pronuncian sus alumnos, pero también sus padres que, según alerta el Defensor del Docente del sindicato ANPE, disculpan y creen lo que niños y adolescentes les cuentan, buscando siempre la responsabilidad en los profesores.
Así, el último informe elaborado por la organización sindical, que fue presentado ayer, alerta de que las faltas de respeto, insultos, acoso, amenazas y falsas acusaciones de alumnos y padres a educadores aumentaron el pasado curso escolar 2012-2013 frente al anterior. Además, la conflictividad en las aulas se ha igualado por primera vez entre Primaria y Secundaria, ya que las denuncias al Defensor del Profesor alcanzan en ambas etapas el 40 por ciento.
Este «dato alarmante» se debe, según explicó el presidente nacional de ANPE, Nicolás Fernández, a la «incidencia de los recortes» en los programas educativos de apoyo, la disminución de los profesores y el aumento de los estudiantes por aula, entre otras causas. Asimismo, subrayó que el comportamiento de los padres influye negativamente en el aumento de estas cifras. «Educar también significa saber decir no, y ser padre no es comportarse como un adolescente», enfatizó.
En concreto, en lo que se refiere a las faltas de respeto de los alumnos a sus docentes, éstas han pasado del 21 por ciento al 27 en un año, mientras que los insultos aumentaron del 12 al 13 por ciento y las conductas agresivas, del 11 al 12 por ciento. En cuanto a los padres, el acoso y las amenazas de los progenitores crecieron del 26 al 27 por ciento; y los problemas de profesores con la dirección derivados de otras situaciones, del 15 al 17 por ciento. Así, un 23 por ciento de los profesores reconoce tener problemas para dar clase.
Tal y como explicó la coordinadora del Defensor del Profesor, Inmaculada Suárez, el incumplimiento por parte de los propios centros de la normativa que sanciona estas conductas, la defensa «incondicional» de los padres que creen antes a sus hijos que a los docentes, o el «poco respaldo» de la administración al docente, «da alas al alumno a continuar con su conducta porque sabe que no le va a pasar nada».
Si bien para el estudiante existen normas de conducta en el centro educativo, este sindicato denuncia que los padres gozan de una «absoluta impunidad». Por ello, piden que se desarrolle alguna normativa al respecto para que se aplique a los progenitores cuyo comportamiento, en algunos casos, «deja mucho que desear».
Otra de las cuestiones que llama la atención de este documento es el hecho de que en dos años se haya duplicado el porcentaje de profesores que quiere abandonar su profesión, pues ha pasado del cuatro al ocho por ciento. Un indicador que, según ANPE, expresa «claramente la desmotivación» de este colectivo y que atribuye también a los recortes. De hecho, crecen en cuatro puntos los docentes que manifiestan tener depresión, hasta alcanzar el 16 por ciento.
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