Sumario Semana del 22 al 28 de Abril de 2024. Edición 17.

CC. Salud - Alimentaria

Fuente: UCACYL-BU / Diario de Burgos 13 de Octubre de 2015

La enfermedad antigua que nunca se fue.

Suena a posguerra, a miseria, a frío y a hambre, a cosa del pasado. Pero la tos ferina nunca se fue. De hecho está más presente que nunca; tanto, que ocupa tiempo en el Consejo Interterritorial de Salud -que ya ha dado pautas a las comunidades autónomas sobre cómo afrontar la situación creada por su vuelta- y que el servicio regional de salud de Castilla y León se mantiene alerta frente a una singular coincidencia: el repunte de casos de esta enfermedad con el desabastecimiento a nivel internacional de la vacuna que la previene.

La jefa del Servicio de Epidemiología de la Dirección General de Salud Pública de la Junta, Sonia Tamames, achaca la presentación de casos a que se trata de una patología que tiene ciclos de, aproximadamente, 15 años y actualmente se está en uno de ellos.

En los primeros seis meses de 2015, Sacyl ha registrado en Burgos tres casos, dos de ellos en niños menores de un año y uno en un pequeño de 1 a 4 años. Tamames precisa que se trata de datos provisionales, que de las dos criaturas de meses solo una requirió hospitalización y evolucionó favorablemente y que no se tiene constancia de ningún fallecimiento por esta causa. En el conjunto de Castilla y León entre enero y junio se han registrado 98 casos, 21 de ellos en adultos.

«La tos ferina nunca se ha erradicado aunque entre los años 2000 y 2009 se dieron índices mínimos, tanto en nuestra comunidad autónoma como en el resto del país». Después, en Burgos se comunicaron 3 casos en 2010 (se trata de una enfermedad de declaración obligatoria); 8 en el 2011; 3 en el 2012, 1 en 2013 y 13 en el 2014, año en el que hubo un repunte en toda España.

Se trata de una enfermedad producida por la bacteria Bordetella pertussis que provoca una tos violenta e incontrolable que puede dificultar la respiración: «En los adultos es una tos irritativa que muchas veces no tiene gran significado clínico y es de más difícil diagnóstico, por lo que se ofrece un tratamiento para que un espectro de enfermedades se puedan curar y hay casos en los que no se llega a saber que es tos ferina», explica Tamames.

En los niños, que es el grupo que presenta los casos más graves, a veces la tos es tan explosiva que da problemas respiratorios: «Es una tos paroxística, muy continua y muy identificable; de hecho, la enfermedad se llama tos ferina porque la tos se parece al gruñido de un animal».

En el calendario vacunal infantil se incluye la profilaxis frente a esta patología en varios momentos: a los 2, 4, 6 y 18 meses y una dosis de recuerdo a los 6 años. Entonces, ¿por qué se están dando casos? La doctora Tamames afirma que es sabido que la vacunación no preserva al cien por cien de las enfermedades y que la protección se va perdiendo con el tiempo.

Una protección correcta.

«A los niños se les está manteniendo bastante protegidos pero no del todo. Por eso es tan importante que se alcancen unas coberturas vacunales muy altas para que la bacteria no circule bastante en el entorno, ya que siempre existe el riesgo de que haya un niño que no haya alcanzado la protección con la vacuna pero si los demás sí que están protegidos tendrá menos riesgo, es la manera que tiene de funcionar la inmunidad de grupo», precisa. Por otro lado, añade que es fundamental que la vacuna se ponga concretamente en el momento en el que toque la dosis, ya que es importante que ni se retrase ni se adelante. «Mi consejo a los padres es que sigan las recomendaciones de sus pediatras, los profesionales saben qué hacer».

Por otro lado, se está realizando una auditoría del cumplimiento de la guía de vacunación del personal sanitario, que en el caso de los trabajadores vinculados al área de Pediatría incluye la profilaxis contra la tos ferina, entre otras patologías. La jefa del servicio de Epidemiología de la Dirección General de Salud Pública asegura que se está haciendo un esfuerzo por conseguir la correcta vacunación de todos los grupos de riesgo y los profesionales sanitarios por dos motivos: porque tienen mayor riesgo de contraer ciertas enfermedades y porque también pueden transmitirla a sus pacientes.

El número de casos no es tan alto en Castilla y León ni Burgos como en otras áreas geográficas (en Cataluña se llegó en 2013 a 300 casos por 100.000 habitantes mientras que aquí no se han superado los 85). Tampoco se trata de un brote, a pesar de que, en ocasiones, se utiliza esta palabra para indicar el aumento de número de casos de una enfermedad (un brote sería la aparición de dos o más casos relacionados y que, al menos, uno de ellos, se confirme). No obstante estas circunstancias, en la Consejería de Sanidad se está alerta porque, como el resto del mundo, Castilla y León está afectada por un desabastecimiento de vacunas.

La industria farmacéutica y el Ministerio de Sanidad advirtieron a las comunidades autónomas a principios de año de este problema, que tiene que ver con la producción: los microorganismos con cuyos componentes se fabrican las vacunas no crecen como lo hacían antes y aunque la industria está acelerando los procesos de investigación y desarrollo para solventar este problema no se asegura una cobertura completa de la demanda hasta 2018.

En estos 27 meses que quedan por delante de escasez de vacunas Tamames advierte que se han de utilizar de una forma muy racional: «Siempre hay que ser muy cuidadosos con los recursos públicos pero en este caso más porque no se trata únicamente de dinero sino de vacunas, que son muy valiosas. Por eso se está haciendo un especial esfuerzo para que no caduquen y para que no se estropeen las neveras que las contienen. Esta cuestiones, que siempre se cuidan mucho, ahora se realizan con más celo, si cabe».

Castilla y León tiene asegurado el abastecimiento hasta los primeros meses de 2016 por lo que, para evitar que se produzcan posibles vacíos, se están barajando estrategias como la de posponer un año la dosis de recuerdo que se pone a los niños de 6 y hacerlo cuando cumplan 7, algo que, según Tamames, «no supondría ningún problema». En otras comunidades autónomas que antes de la crisis de falta de vacunas optaron por establecer la profilaxis en las mujeres embarazadas como prevención para sus bebés se va a seguir con esta dinámica que, a juicio de Tamames, podría incluirse en Castilla y León siempre y cuando se alcanzaran tasas de tos ferina bastante superiores que las que ahora existen (85 por 100.000 habitantes, según datos de 2013).

Desde el siglo XVI.

Cinco siglos lleva la tos ferina acompañando al género humano desde que se describiera y se le diera el nombre de tussis quinta en 1.578. El médico e historiador de la Medicina, José Manuel López Gómez, cuenta que el vocablo quinta se refería a la fuerza de los golpes de tos característicos de esta enfermedad y que ferina tiene que ver con la similitud en el sonido con los de un animal felino.

«Esta patología fue endémica en España y en Europa durante los siglos XVII, XVIII y XIX causando una elevada morbimortalidad sobre todo y fundamentalmente entre la población infantil», añade este facultativo, al que no le extraña que la mención de la tos ferina traiga recuerdos de hambre, falta de higiene y pobreza máxima: «Como norma general todos estos elementos forman el caldo de cultivo de las enfermedades que se han ido superando. En este caso, a mediados del siglo XX con la aparición de antibióticos y de una cultura generalizada de la prevención y la salud pública en todo el ámbito europeo».